A Word from the Editor

No tanto ni tan poco Esta brevísima reflexión no pretende ser una nota de carácter técnico- científico ni tan siquiera un artículo de opinión. Es solamente, tal vez, un recorte de una charla amistosa o como dice Clifford (1997:56), citando a Rosaldo, “deep hanging out”. Hace ya unas semanas conversaba con una colega, profesora en un profesorado de la provincia de Buenos Aires, y ella me contaba acerca de su tarea como profesora de Lengua I (pensé que, por lo pródiga que era en su discurso, no podría haber elegido mejor su área de especialidad). En su voluminoso informe de gestión me manifestó que: 1.- “Con los chicos tenemos una relación estupenda, hasta creamos un grupo de Facebook y otro de Whatsapp para compartir vivencias, experiencias de estudio y de la vida y que se abran y me cuenten como se sienten conmigo y con la materia. Al grupo le pusimos “Club de Lengua I”” (lo de CLUB DE no es invento mío, lo de Lengua I , lo inventé yo para disfrazar un poco y que no vayan corriendo a FB para ver de qué se trata). 2.- “El Club funciona en Español porque así los sentimientos y emociones fluyen mejor, viste?” Y yo me preguntaba si el examen final sería en Español para que no paren de fluir. Guardé respetuoso silencio (menos mal porque más tarde vendría la explicitación de su “constructo docente”) 3.- “Los chicos trabajan y son un poco remolones con los trabajos y la lectura, pero ya en este segundo cuatrimestre se van enganchando” Estoy haciendo un curso de Esferas Cerebrales Dinámicas con un profe hindú que es un amor y no sabés como me abre la cabeza. De allí que me dije, basta de horarios obligatorios de entrada y de salida, basta de parciales, basta de finales. Lo importante es que se les despierte el gusto por el Inglés”. Yo creía que si estudiaban Profesorado en Inglés era porque les gustaba la lengua de Don William. Lo expresado y algunas otras perlitas que me guardo para otras ediciones de SHARE, movieron a titular estas reflexiones (en Español, para que fluya, vieron?) “Ni tanto ni tan poco”. Creo firmemente en un proceso educativo en el que lo socio-afectivo juegue un rol importante sin olvidar que nuestros estudiantes (que difieren de nuestros amigos del “Club”) necesitan apropiarse de nuevas destrezas y conocimientos y afianzar, desarrollar y consolidar las que ya traen de la vida. No propugno volver a épocas antediluvianas de los profesorados pero tampoco me entusiasma ni jamás promoveré un salto al vacío, porque después del salto sólo nos espera el abismo intelectual. Dr. Omar Villarreal Editor