A Word from the Editor

Algunas cuestiones curiosas de nuestra profesión Hay tantísimas. Por supuesto que en este editorial , solo me referiré a algunas. No esperen encontrar aquí respuestas. Hoy, tan solo dos curiosidades e interrogantes presentados tal vez en forma bastante desprolija: 1.- Por qué existen Direcciones específicas e inspectores o supervisores para algunas ramas específicas de la educación y no existe en muchas jurisdicciones nada parecido para el caso de las Lenguas Extranjeras? Nadie en su sano juicio podría poner en duda la existencia de una Dirección de Psicología, de Enseñanza Artística o de Educación Física dada la especificidad de dichas disciplinas. Pero mientras estas y otras Direcciones y supervisiones han existido históricamente, a nadie le debe haber parecido que la enseñanza de las lenguas extranjeras es lo suficientemente “especial” como para merecer un reglón aparte en la estructura ministerial de muchas provincias (por ejemplo, Buenos Aires). En la ciudad autónoma de Buenos Aires, existe una Gerencia (una tanto malhadada denominación para un organismo escolar) de Lenguas Extranjeras y un equipo de trajinadas supervisoras, desde hace ya décadas y es esta una realidad que no podemos dejar de saludar con satisfacción. Frecuentemente escuchamos quejas acerca de la baja calidad de la enseñanza, y por consiguiente, aprendizajes de las lenguas extranjeras y me consta, en primerísima persona, la desazón de los directores de escuela a la hora de intentar orientar el “enseñaje” (palabreja medio insolente creada por Don Pichon-Rivière) y evaluar las capacidades técnico-pedagógicas de los docentes a cargo. 2.- Por qué no se publican llamados a concursos públicos de antecedentes y oposición para los cargos universitarios de profesor/a (en nuestro caso,de Inglés)? No sostengo que todos los nombramientos sean dactilares, sino que muchos de ellos lo son. Todos nos horrorizaríamos si nos enteramos que el mayor diario de circulación local no ha publicado el llamado a cobertura de Algebra III, Derecho Aeronáutico y Espacial o Literatura Septentrional, pero a nadie llama ya la atención que los cargos de nuestra asignatura no se publiquen ni en el diario vecinal asegurando así la tan mentada transparencia en los procedimientos. Las tretas son tantas como el número de las célebres noches árabes: “el nombramiento es pro-tempore” y después debemos pasar incontables años hasta que el agraciado por el apédice articulado de la mano del mandamás de turno, pase a mejor vida o se jubile (lo que en algunas universidades se procuce en tiempos coincidentes con la momificación). En cuanto al tema de los Profesorados, prometo volver a esto en algún próximo número Entiendo que nuestras Asociaciones profesionales (que las tenemos y muchas) deben haber abogado por la corrección de estos males y deben tal como Sócrates ser el insoportable tábano sobre el lomo de las atenienses autoridades. Para el estribo: BASTA de escuchar a colegas y extraños decir alegremente: “Y bueh, es la clase de Inglés!” Dr. Omar Villarreal Editor